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Perspectiva de Abogado: El Costo de buscar una “respuesta legal favorable”

  • Ricardo Tapia
  • Oct 4
  • 5 min read

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En el mundo legal es común encontrarse con clientes que llegan al despacho con una expectativa muy clara. Para este tipo de clientes es fácil aceptar las recomendaciones o alternativas que el abogado desarrolla y explica con el objetivo de atender responsablemente el asunto, pues entienden sus posiciones y acogen la estrategia legal; para otros, escuchar de su abogado lo que quieren oír, aunque la realidad del caso sea completamente distinta, es un asunto que los lleva a una posición distinta, tanto desde el punto de vista legal como económico. En este último caso, esta dinámica no solo genera frustración, sino que puede convertirse en un gasto significativo de tiempo y dinero, especialmente cuando se contratan múltiples abogados en busca de un resultado que no existe.


El costo de buscar la respuesta perfecta (no soluciones reales)


Hay personas, que al no estar satisfechos con la primera opinión legal que reciben, deciden contratar a otro abogado, y luego a otro más, hasta escuchar una respuesta que coincida con sus intereses, caprichos o deseos. El problema es que, en estrictamente derecho, los hechos y la normativa legal aplican de manera objetiva; insistir en una respuesta favorable, aunque carezca de sustento legal, rara vez cambia el resultado. Lo que sí cambia es la cuenta bancaria del cliente, pues este termina pagando honorarios de consultas, revisiones de documentos y nuevas estrategias que terminan siendo redundantes, o en muchos casos sin sentido.


La diferencia entre asesoría y complacencia


Un abogado ético tiene la obligación de asesorar al cliente tomando en cuenta lo que la ley permite y lo que no, aunque el mensaje sea duro o difícil de aceptar por el cliente. Claramente existen escenarios o alternativas que se dan durante la representación que podrían cambiar el resultado, positiva y/o negativamente; un ejemplo de esto son los cambios que la administración del gobierno actual esta realizando en términos migratorios, en donde constantemente vemos como alternativas que antes eran viables ahora no lo son. De igual forma hay que mencionar que actualmente existe una moda de parte de personas que buscan una asesoría legal luego de consultar herramientas como Google, y en días recientes, ChatGPT; si bien es cierto que estas plataformas o herramientas en muchas ocasiones son útiles para poder entender ciertos temas y tener un panorama más claro de lo que se trata el asunto, no es menos cierto que la experiencia y los estudios del abogado son necesarios no solo a la hora de ejecutar sino para hacerlo de forma organizada, coherente, que se ajuste a alternativas reales y conforme a las reglas y procedimientos legales.


Y es que el uso de estas herramientas en muchas ocasiones lleva a la persona a leer una información que posiblemente es correcta, pero a la hora de la ejecución, estos no saben como manejar la misma para que tenga la efectividad de poder lograr el objetivo. Recientemente tuve una consulta de una pareja quienes, por mi experiencia, fueron a la reunión preparados con un "libreto" provisto por ChatGPT; el caballero hacía preguntas puntuales sobre el proceso, no solo tratando de establecer sus puntos desde una perspectiva errónea, pues confundía el orden de los procesos, solicitudes necesarias, y alternativas legales que no eran viables para el asunto que querían lograr, pues tomaba como cierto información que no necesariamente se usa para el proceso. De igual forma, al momento de identificar la evidencia que era pertinente para su caso, este no lograba comprender el motivo de ciertos documentos necesarios para el proceso ni tampoco la manera de presentarlos. En fin, este tenía los conceptos básicos y la información del proceso pero a la hora de la ejecución no sabía como implementarlo.


Por otro lado, hay clientes que se pasan buscando la complacencia de parte de abogados para que les digan las palabras exactas para resolver un problema legal, aunque ya otros profesionales le han explicado el proceso y las alternativas. Este tipo de clientes se pasa de oficina en oficina tratando de obtener esa información que se ajuste a sus deseos, que muchas veces llegan a ser caprichos. En muchas ocasiones este tipo de clientes tiende a confundir lo que es una segunda opinión legal, pues en vez de buscar validar alguna información, se concentran mas bien en la búsqueda de una respuesta que se ajuste a lo que ellos entienden es la solución de sus problemas. Yo soy fiel creyente en que las segundas opiniones son valiosas para confirmar un análisis previo o explorar un ángulo distinto; lo que no debe ocurrir es convertir ese proceso en una búsqueda interminable de quien diga “sí”, sin evidencia jurídica que lo respalde y basada en generalidades.


Recientemente tuve la oportunidad de conversar con unos colegas sobre este particular y yo les describía que actualmente existe una cierta creencia de parte de personas que tienden a pensar que aunque cometan un delito o infracción, al estos contratar a un abogado, entienden que no deben pasar por las consecuencias legales. Yo les mencionaba tres ejemplos particulares; el primero es cuando escuchamos personas que al ser detenidas por una infracción de tráfico y emitírsele un boleto, y aunque reconocen internamente que cometieron la infracción, buscan contratar a un abogado para que este se encargue de borrarle la multa, pues entienden que no deben; el segundo ejemplo es cuando una persona asesina a otra teniendo la intención de hacerlo, y una vez lo identifican como sospechoso, creen que al contratar a un abogado, significa que no deben pasar por el proceso ni mucho menos pagar por el crimen, aunque tengan la certeza de que lo cometieron; el tercer ejemplo es cuando una persona entra a los Estados Unidos sin la documentación legal requerida


Al final, usted como cliente no busque complacencia, sino asesoría, pues corre el riesgo de terminar con profesionales poco escrupulosos que le cobrarán por alimentar falsas expectativas y su ego. Desde ese punto, la relación deja de ser una estrategia legal y se convierte en un ciclo de gasto sin propósito.


Cómo evitar caer en ese círculo


La mejor forma de prevenir estas pérdidas económicas es entender que una opinión legal negativa no es un obstáculo, sino una guía. Si un abogado serio explica que no existe un camino viable, escuchar esa advertencia a tiempo puede ahorrar años de desgaste y miles de dólares. La clave está en valorar la honestidad profesional sobre la promesa de un resultado imposible.


Estas son algunas señales de alerta:

  • Te prometen resultados garantizados en un tema con alta discrecionalidad.

  • Evitan hablar de riesgos, tiempos y costos por escrito.

  • No citan leyes, reglamentos o precedentes; todo se queda en generalidades.

  • Te presionan para pagar de inmediato o firmar sin un alcance de trabajo claro.

  • Atacan al abogado anterior sin fundamentos o con generalidades.


Cómo pedir una segunda opinión de forma inteligente


  1. Debe entregar el expediente completo para ser evaluado: este debe incluir decisiones previas, documentos del proceso, comunicaciones, recibos, y objetivos.

  2. A la hora de la consulta, el abogado debe describir: puntos a favor, en contra, riesgos, y referencias legales.

  3. Debe haber claridad de alcance: qué hará el abogado, qué no cubre la representación, cuales son los plazos estimados y criterios de éxito realistas.

  4. Deben explicarse las alternativas prácticas, de haberlas: si la vía A no es viable, ¿existen vías B o C más seguras o de mediano plazo?


Conclusión


En derecho, no siempre hay una respuesta que se ajuste a nuestros deseos, pero siempre hay una respuesta correcta que puede ayudarnos a tomar decisiones informadas. Buscar abogados que digan lo que uno quiere escuchar puede ser una tentación, pero al final, el costo de esa búsqueda suele superar con creces cualquier beneficio.

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